¿Qué es la lluvia ácida, cómo se produce y por qué es tan peligrosa?

La temporada de lluvias, hoy más que nunca es esperada, ya que las altas temperaturas han generado sequías, pérdida de cultivos y ganado, así como incendios forestales. En los últimos años, se ha podido observar una disminución en la cantidad de lluvia, por lo que los mantos acuíferos no han vuelto a su capacidad. Sin embargo, hoy hablaremos de uno de los peligros de las precipitaciones, la lluvia ácida.

¿Qué es  y qué causa la lluvia ácida?

La lluvia ácida es producida por la contaminación atmosférica cuando los gases procedentes de la quema de combustibles reaccionan con el oxígeno del aire y el vapor de agua y se transforman en ácidos que transporta el líquido vital y caen a la superficie.

Para que una lluvia reciba el nombre de ácida, la precipitación debe presentar concentraciones elevadas de ácido sulfúrico y nítrico, esto hace que el pH que normalmente es de 5.6, pase a uno entre 4.2 y 4.4.

Uno de los fenómenos naturales que causa lluvia ácida, es la actividad volcánica que libera químicos a la atmósfera, sin embargo, la mayor causa de este severo problema, son las actividades humanas, ya que diario se vierten una gran cantidad de contaminantes a la atmósfera.

Entre los contaminantes que más preocupan y son generadores de lluvia ácida se encuentran las perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS, por sus siglas en inglés).

Las PFAS comprenden una familia de productos químicos fluorados que se implementan en la realización de diversos productos de uso cotidiano, este tipo de compuestos son reconocidos por ser “eternos” debido a que su composición química les otorga la característica de no degradarse fácilmente en el ambiente.

Una investigación publicada en la revista Environmental Science & Technology, reporta que las cantidades de PFAS en el agua de lluvia analizada, es superior a los niveles de advertencia de salud del agua potable de por vida de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos y del estándar de calidad ambiental para aguas superficiales de la Unión Europea, lo que implica que esta fuente de agua ya no sea segura, incluso en los lugares más remotos de la Tierra, como en la Antártida.

Una de las actividades que genera una mayor cantidad de contaminantes que favorecen la lluvia ácida, es la quema de combustibles fósiles. Durante la quema de los combustibles, se libera dióxido de azufre (SO2) y óxidos de nitrógeno (NOx) a la atmósfera.

¿Por qué es perjudicial la lluvia ácida?

Una vez que estos químicos se encuentran en la atmósfera, presentan diversas reacciones con el agua, el oxígeno y otras sustancias y, como resultado de dichas reacciones, se forman soluciones de ácido nítrico y sulfúrico. Posterior a ello, el viento se encarga de propagar las sustancias formadas y cuando se presentan precipitaciones, se le adhieren estas sustancias que caen junto con las gotas de agua a la superficie terrestre, contaminando así los mantos acuíferos y suelos de cultivo.

Cuando la lluvia ácida cae sobre la superficie terrestre, se generan una gran cantidad de efectos negativos, porque, como ya se mencionó, contamina lagos, ríos, arroyos, pantanos y otros medios acuáticos.

La lluvia ácida eleva el nivel de acidez en los acuíferos, lo que posibilita la absorción de aluminio que se transfiere, a su vez, desde las tierras de labranza a los lagos y ríos.

Esto genera niveles tóxicos para algunas especies de animales como lo son cangrejos de río, mejillones, peces y otros animales.  La acidez puede provocar un deceso en la población en especies que son de importancia económica para el ser humano.

Los bosques y selvas también se ven afectados por las lluvias ácidas, robando nutrientes y complicando la absorción por la liberación de aluminio. «Las plantas sufren abrasión de sus partes verdes, principalmente las hojas; con estos órganos dañados la planta queda debilitada, retrasado su desarrollo, es fácilmente atacada por distintos tipos de parásitos, y con más sensibilidad a los periodos de sequía, situaciones todas ellas que en condiciones normales hubiera resistido. Esto puede llegar a causar la muerte de grandes masas vegetales, como los bosques, y deterioros más o menos importante de las producciones agrícolas», afirma un comunicado de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

La salud del ser humano también se ve comprometida, afectando principalmente los sistemas respiratorios y cardiovasculares, además de poder tener filtraciones en las tuberías y exponer a los humanos a altas concentraciones de estos químicos y metales.