José Romero: el fogonero que también salvó a Nacozari

Por Jesús Ernesto Ibarra Quijada

La historia del héroe de Nacozari ha trascendido fronteras desde el día mismo de su sacrificio. Al día siguiente de la tragedia, la noticia llegó incluso a las páginas de The New York Times. Fue tanta la magnitud de los acontecimientos, que la nota cruzó rápidamente las fronteras. No era para menos. Un joven de 25 años se había ofrecido en sacrificio a cambio de evitar una tragedia de proporciones incalculables. Aunque el maquinista Jesús García Corona merece justamente los elogios, los honores y el reconocimiento, es importante destacar que no actúo por sí solo.

Sin demeritar la acción heroica del joven hermosillense, es importante poner sobre la mesa un hecho irrefutable: sin la intervención decidida del fogonero que lo acompañaba, hubiera sido imposible que Jesus García alejara la locomotora de los patios de carga donde se generó el incendio.

Al no poder sofocar las llamas, el resto de la tripulación abandonó el tren cargado con explosivos. Las 3.2 toneladas de pólvora comprimida reventarían en cualquier instante. El pánico no era para menos. En medio de la psicosis colectiva, solo dos decidieron quedarse: Jesús García y José Romero, ese último con tan solo 18 años de edad. Al igual que el maquinista, sabía que podían perder la vida de un momento a otro, pero prevaleció el arrojo y el espíritu de heroísmo.

Es imposible negar que la intervención del fogonero en la alimentación de la caldera fue imprescindible para el movimiento de la máquina convertida en una bomba de tiempo. Para que la locomotora número 2 pudiera avanzar a todo vapor por la pendiente, era indispensable la labor del fogonero, pues para el conductor era imposible apartarse de los controles de la máquina. Hubiera sido prácticamente imposible que el maquinista actuara solo. La labor del joven José Romero Moreno le permitió al héroe de Nacozari avanzar lo suficientemente lejos y evitar una catástrofe mayor a la registrada aquella tarde.

¿Quién fue José Romero?

José Romero Moreno nació en el pueblo de Granados, Sonora en 1889. Al igual que muchas familias de la época, llegó al mineral de Nacozari en busca de oportunidades laborales. Trabajó en actividades del ferrocarril en la casa redonda y llegó a ser fogonero de máquinas siendo aún adolescente.

El jueves 7 de noviembre de 1907, la suerte lo colocó al lado de Jesús García Corona. Juntos abordaron la cabina de la máquina número 2 en los distintos recorridos que ese día hicieron a los patios de El Porvenir. Cuando se originó el incendio en las góndolas y la tripulación abandonó la escena, José Romero fue el único que se quedó abordo de la cabina acompañando al conductor. Su oportuna participación en la alimentación de la caldera le permitió al héroe de Nacozari conducir la máquina número 2 lo suficientemente lejos y evitar una catástrofe con pérdidas incalculables. Su participación fue fundamental, pues sin la intervención del joven José Romero, el maquinista Jesús García difícilmente hubiera logrado su objetivo de sacar el tren lo más lejos posible de la población.

Contrario a las numerosas imprecisiones del famoso corrido Máquina 501, el fogonero nunca le dijo a Jesús «vámonos apeando», fue más bien el conductor quien le pidió a él que abandonara la cabina. Instantes antes de la explosión, Jesús García le ordenó que saltara y buscara refugio. Así lo hizo. Saltó del tren en movimiento; rodó entre la maleza y encontró refugio en una alcantarilla.

Esa misma tarde, cuando los médicos atendían a los heridos en el hospital de la compañía, el joven José Romero —visiblemente trastornado y aturdido por el estruendo de la explosión—, al escuchar la lluvia repetía constantemente: «¡Esta noche hasta el cielo llora!».

Al ser el último en tener contacto y cruzar palabras con el héroe Jesús García, el testimonio del joven Romero fue fundamental para el esclarecimiento de los hechos y el relato detallado de los acontecimientos.

José Romero se dedicó siempre a las actividades del ferrocarril. Falleció el 10 de abril de 1937 a la edad de 48 años en un accidente ferroviario en Ciudad Obregón, Sonora. Sus restos fueron sepultados en la ciudad de Empalme, Sonora bajo una tumba cuyo epitafio se convirtió en el único homenaje que se le ha tributado a su memoria.

Sobre su lápida sin cruz se aprecia una sencilla leyenda: «Aquí reposan los restos del Sr. José Romero Moreno, el fogonero de Jesús García el día de la tragedia el 7 de noviembre de 1907. Gloria eterna a su memoria».