EL DEDO
En el Ayuntamiento de Empalme hay quien abusa del poder conferido por la confianza y, cosa rara no es el alcalde ni regidores.
Hoy el Dedo no señala a funcionarios sino a un civil cuya influencia en menesteres públicos data de la anterior administración cuando fue el responsable de la mayoría de las obras y proyectos relevantes en cuanto a infraestructura.
Se trata de Saul Fraijo, desarrollador sonorense que ha encontrado en la Ciudad Jardín una gran beta para hacer negocios de la mano del gobierno y eso no está mal siempre y cuando se cumplan lineamientos de Ley, lo malo es que su labor en el Ayuntamiento va más allá de ser un proveedor de servicios o constructor o asesor o lo que sea que esté haciendo oficialmente en palacio municipal.
Saul influye en decisiones tal vez porque su primo Sixto es el encargado de la obra, pero esa no es razón para que mande en otras áreas ni que intervenga en asuntos públicos ni determine la agenda de una administración que de por sí tiene muchos problemas heredados como para abonarle más conflictos que han surgido porque otros que sí son funcionarios exigen respeto a jerarquías para no promover el desorden, pero el desarrollador nomás no hace caso abusando del apoyo que las autoridades le dan a quien promueve el progreso, el problema es que este civil solo quiere su propio beneficio y bloquea a quienes quieren ayudar y colaborar en el rescate de Empalme.
El conflicto interno amenaza con crecer si no se pone un alto a la influencia y poder de una persona que puede aportar mucho al Ayuntamiento sin asumir funciones que no le corresponden y con trabajo en equipo que es finalmente la clave para poder resolver los problemas en la administración y en la Ciudad Jardín.